domingo, 6 de febrero de 2011

La tanatopraxia: un oficio desconocido y, muchas veces, tabú


Asdrúbal Sepúlveda enseña el título de tanatopractor,
una profesión con pocos titulados en Lugo

Dar una apariencia natural al cadáver es el día a día de los pocos titulados de Lugo

La tanatopraxia, el arte de preparar a los muertos, es un oficio tan cotidiano como los entierros y, sin embargo, desconocido y tabú. Comprende el conjunto de prácticas que se realizan sobre el cadáver, con el objetivo de higienizarlo, embalsamarlo, o reconstruirlo cuando ha quedado deteriorado por una muerte violenta. Pero el día a día del tanatopractor, como se conoce a quien ejerce esta profesión a caballo entre la medicina forense, la psicología y la estética, consiste en aportar al cadáver buena presencia, una apariencia natural y tranquila y facilitar su conservación durante las 24 o 48 horas que suelen transcurrir desde el fallecimiento hasta el funeral.

«Intentamos sacar al difunto el color de la muerte y dejarlo como si estuviera durmiendo. Esto reconforta mucho a los familiares porque es la imagen con la que se quedan del ser querido. Si lo ven bien, el sufrimiento es menor», explica Asdrúbal Humberto Sepúlveda Delgiudice, propietario de la Funeraria Alba en Becerreá.

Este tanatopractor natural de Santo Domingo destaca que los aspectos psicológicos son fundamentales en el desempeño de la tanatopraxia, una profesión de la que se declara enamorado. «Son momentos muy duros para los familiares que requieren tacto y discreción. La gente agradece y valora no sólo los aspectos técnicos sino también el trato que les das».

Humberto Sepúlveda llegó a España hace doce años y se ha adaptado perfectamente a la cultura funeraria del rural gallego en la que no encuentra mayores diferencias con la de su país natal. «La incineración no se demanda. A la gente le gusta saber que su ser querido está ahí y que puedes llevarle flores. Parece que no pierdes a esa persona del todo».

Estudios universitarios

Sepúlveda es uno de los pocos tanatopractores titulados que existen en la provincia. «Creo que somos cuatro», señala. Se formó en la Universidad de Medicina de Salamanca donde cursó un amplio abanico de asignaturas como Acondicionamiento y conservación de cadáveres, Histología y Anatomía Patológica, Medicina Legal y Forense, Psicología y Ciencias Humanas de la Muerte, Legislación funeraria, o Tanatoestética.

Funeraria Alba comercializa la tanatopraxia dentro del conjunto de servicios, con la filosofía de ofrecer «calidad, buen trato y precios ajustados», afirma. El día a día de Humberto Sepúlveda como tanatopractor es sobre todo un arte que podría compararse con el de un maquillador.

Tras inyectar un líquido conservante al cadáver, Sepúlveda comienza a arreglar estéticamente el cadáver. La primera tarea es devolverle su color natural a través del maquillaje. «Si la cara tiene un tono morado, lo que sucede por ejemplo en las por desgracia asiduas muertes por aplastamiento por tractor, aplicamos una prebase rosa; y sobre una tez amarilla, prebase violeta», revela Humberto. Por encima de esta capa se aplica maquillaje profesional, «similar al que utilizan en televisión», continúa. Según el experto, un maquillaje común no sirve porque el frío de las cámaras deja la piel grasienta. Aunque el maletín del tanatopractor recuerda al de un esteticista, algunos productos son específicos de la funeraria y los compra a distribuidores especiales, como los conservantes, anticoagulantes o la carne artificial, que se utiliza para rellenos

Nombre:
Ricardo Díaz
Asignatura:
Circuitos de Alta Frecuencia
Fuente:
Blog:
Parcial:
Tercer Parcial 2010-3

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